Pablo Perea, además de ser maquinista en Metro de Madrid, posee la habilidad de saber pintar y dibujar, un arte que se perfecciona a base del conocimiento de la teoría (iluminación, color, perspectiva) y de la práctica. Sin embargo, aunque en muchas ocasiones se piense que ese talento puede ser heredado, es necesario más componentes en la ecuación. Es importante la aptitud que se requiere para que una persona desarrolle, con la práctica, esas habilidades.
Para Pablo, su padre siempre ha sido un referente en este “mundillo” desde muy pequeño, hasta que hace unos años decidió adentrarse en el universo de la pintura acrílica, para ampliar nuevos horizontes.
- ¿A qué edad empezaste a introducirte en el mundo de la pintura?
Mi familia siempre ha estado muy influenciada por el mundo del dibujo y la pintura. Mi padre dibuja desde pequeño e, incluso, llegó a hacerlo para alguna editorial. Aunque no pudo dedicarse a ello profesionalmente siempre me ha animado a hacerlo.
Realmente me adentré en esto del dibujo por mi padre y, de vez en cuando, a día de hoy nos juntamos para crear algo. En mi caso, no fue hasta hace 7 años cuando empecé a recibir clases para poder pintar con acrílico, y desde entonces, ahí sigo.
- ¿Sueles dedicarle tiempo en tus ratos libres? ¿O lo has ido dejando con el paso del tiempo?
Hay temporadas a las que no le dedico demasiado tiempo a la pintura, muchas veces por estrés, pero en general lo he mantenido en el tiempo.
- ¿Te has planteado alguna vez sacar algún beneficio económico y compaginarlo con tu trabajo como maquinista de Metro?
La verdad es que algún cuadro que he pintado sí que ha tenido alguna tímida oferta, aunque nunca me he planteado recibir dinero. Esto sucedió con un cuadro que expuse (en mi clase se expone al menos una vez al año); sin embargo, se quedó en una mera consulta.
- ¿Qué técnica es la que usas y que es lo que más sueles dibujar? ¿Te identificas con algún estilo o corriente artística?
Mi estilo es bastante variado. El post-impresionismo con Van Gogh me encanta, aunque el realismo y el cubismo me parecen fascinantes.
- ¿Has dibujado alguna vez algo que tenga una historia detrás o un gran valor sentimental?
Mi primera pintura fue el conocido como Árbol de la Vida. En este cuadro tenía muy reciente la muerte de mi madre y es una de las pocas veces que la pintura la he sentido al 100% mía, es decir, con la que he tenido más vínculo.